viernes

Cap.14 Tiembla

Oye, este está respirando más rápido.

Era un comentario un poco estúpido porque todas nos estábamos dando cuenta de que sí, respiraba más rápido. Y además el corazón parecía que se le iba a salir por la boca.

- ¿Es cosa mía, o le tiembla la pierna?

¡Joder que sí que le tiembla!

- Ostia es verdad.

- A saber que esta soñando.

- Pues a mí, con el corazón a tope, respirando más rápido y que tiemble, me suena a pesadilla.

Mal royo en el ambiente. Después de todas las historias de miedo de antes, ahora esto.

Pi.

¿Qué mierda es eso?

- ¿Qué ha sido el pitido?

- No lo sé

Tres pares de ojos fueron a parar a ese estúpido frigorífico para botellas de vino que Ana tenía en su salón. Había una luz azul, que era lo grados a los que estaba el frigorífico. Ponía 12. Las tres estábamos seguras y nos acordábamos perfectamente que estaba a 16. Y también nos acordábamos perfectamente de que la pantalla para cambiar los grados de ese aparato era táctil.

- Joder tías, primero que se le mueve la pierna y está nervioso y ahora cambia eso que es táctil. Vamos a despertarle – dijo Conchi.

En realidad despertarle no era una mala idea, pero se le veía tan mono durmiendo… Era un espectáculo que no queríamos terminar.

- Pero es que da cosa despertarlo. – Ana pensaba lo mismo que yo.

- ¿Y que hacemos? Lo dejamos que duerma aunque puede ser que tenga una pesadilla mientras nosotras estamos cagadas aquí?

Buen argumento. Lo despertamos.

Le quitamos el brazo de encima de la cara para verle, estaba hermoso, nos quedamos un rato hipnotizadas hasta que nos acordamos de la situación. Le cogí de la cara y fui diciendo “Sergio, despierta” a dúo con Ana, que le cogía el brazo.

Sergio se despertó y empezó a quejarse ( se ve que no era de los que se despiertan de buen humor).

Se lo explicamos todo en versión fast (o sea, rápida) y él, todavía medio dormido, nos dijo que nos fuéramos a dormir ya, y que le dejáramos a él también.

Esta vez le hicimos caso, porque estábamos muy cansadas, ya eran las 7 de la mañana y no habíamos pegado ojo.

Conchi y yo nos fuimos a un colchón hinchable y dejamos a Ana a solas con Sergio en otro. No nos gustaba la idea, ¿pero qué querías que hiciéramos?

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