viernes

Cap.7 El turno de Conchi

Yo me intenté alejarme lo máximo posible de Sergio y Ana. Ahora estoy acostumbrada a estar enamorada de esos ojos azules pero antes no, y no hacía más que ponerme nerviosa con la situación, así que decidí que dejar mi puesto como consejera era lo mejor que podía hacer, y así olvidarme de una vez por todas de ese ángel.

Como estábamos acostumbrados a estar todos juntos, Sergio, Ana, Conchi, Jaime y yo, tuve que buscarme otro grupo de amigas, solo chicas, bastante aburrido pero son unas grandes personas de todas formas. Pero aunque yo me fuera del otro grupo, allí no dejaba de haber cambios.

Como yo abandoné mi puesto, las crisis de la relación de Sergio y Ana fueron a parar a Conchi, pero no ella no tenía internet en casa, así que las crisis ocasionaban visitas de Sergio a casa de Conchi que Ana desconocía. A ella no le molestaba ayudarles, y en esos momentos fue cuando empezó a enamorarse de Sergio. Conchi no tenía ni idea de lo que le pasaba, pero cuando le miraba a los ojos se le iluminaba el mundo. Yo ya lo sabía, el roce hace el cariño, y por mucho que Conchi lo negara era obvio. Aunque en realidad ella todavía no sabía lo que sentía.

Cuando Conchi se dio cuenta de lo que sentía fue en la pelea más fuerte que tuvieron Ana y Sergio, que los mantuvo separados semanas, después de 6 meses de relación. Fue así:

Jaime le presento un amigo a Ana (otro más para el montón, pensó ella). Se llamaba Pedro. La verdad, no era gran cosa de chico, no era guapo si quiera, pero esa era mi opinión. Ana parecía tener otra.

Empezó a quedar con Pedro sin que Sergio lo supiera, y empezaron a mandarse SMS, etc.… Conchi y yo si lo sabíamos, y no hacíamos más que decirle a Ana que parara, pero como todos suponéis, pasó cinco no, catorce pueblos de nosotras.

Cuando nos hartamos de que Ana tratara así a Sergio, le obligamos a contárselo. Fue realmente incomodo. Ya había corrido rumores de lo de Pedro y Ana le había mentido diciendo que era mentira, y él, con toda su inocencia, le había creído. Y llegaba el momento de decir la verdad.

- Venga Ana, ahora o nunca - le dije.

Un pequeño silencio llenó el momento. Era el momento.

- Sergio… Todo lo que dijeron del Pedro y de mí… Era verdad…

Sus palabras se perdieron en el silencio para mí. En cambio, para Sergio, habían cortado el aire y se le habían clavado en el corazón. Su chica, la chica que amaba, le estaba diciendo que le engañó. Él nunca hubiera sido capaz de hacerle eso. Él la quería. Y ahora esto.

Ana se echó a llorar y se alejó, dejándonos a Conchi y a mí solas con Sergio. Yo no quería volver quedarme a solas con Sergio, así que me fui con Ana, sabiendo que Conchi, por gusto y por obligación, se quedaría con Sergio. Mientras me alejaba vi a Sergio desplomarse en el suelo, quedando sentado de rodillas, y a Conchi sentándose a su lado.

Consolé a Ana mientras lloraba, y me sentí romper por dentro, no tan fuerte como ella, pero al fin y al cabo rota, cuando vi a Conchi abrazar a Sergio. Quería que fuera mío, pero estaba fuera de mis posibilidades.

Aunque Conchi, un poco más tarde, me acabo contando lo obvio, yo no le dije nada. No quería que supiera que era una más de las chicas que caían a los pies de esos ojos, de esa sonrisa, y de ese chico, más ángel o Dios que chico, que se había metido de ocupa en nuestros corazones.

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